Giving Thanks For Our Parish Communions

by International Catholic Stewardship Council  |  11/13/2022  |  News

For most of us, the ultimate way we experience Christ’s active presence is in our parishes. It is there that we hear the Word of God and are nourished by the Eucharist. So, this Thanksgiving let us offer prayers of gratitude for our parishes, pastors, pastoral teams, parish leaders and all the faithful who gather together to give witness to Christ’s presence.

What does it mean to be a parish, though, and how is a parish a unique manifestation of the Church? Sixty years ago, when Saint John XXIII opened the Second Vatican Council on October 11, 1962, he urged the Council Fathers to reflect on the mystery of the Church present throughout the world. One of the major descriptions employed by the Council Fathers to describe the Church was “communion.” The very opening words of the first document of the Council, the Dogmatic Constitution on the Church proclaim: “The Church is a kind of sacrament or mystery; a sign and instrument of communion with God and of unity among all people.”

Note that the Second Vatican Council made a deliberate choice to refer to the Church as a “communion” rather than simply using the term “community.” While the term community refers to independent persons working toward a common goal, the term communion conveys a much deeper reality, persons sharing the same sacramental life. Our communion is literally a “sharing of gifts” as sisters and brothers of the one Christ Jesus whose Spirit brings us into unity not only with God but also with each other.

Sacramentally, we manifest the mystery of the divine communion of the Blessed Trinity. Sharing the Trinity’s communion in love, as a Church, we have been called to live together in unity for the sake of following the Gospel and proclaiming the Kingdom of God. As a communion of faith, as a Church, we are born out of and live within the Paschal Mystery.

As a communion of faith we experience and celebrate these mysteries of Christ’s life in and through its daily and weekly sacramental life. All of this means that a parish is not simply a human creation, it is God’s work. The Holy Spirit calls us into being and bonds us together in communion and mission with God and each other.

Jesus assures us that we are not left to our own devices when we walk in his footsteps and gather in his name. He has given us the Holy Spirit, who teaches, guides and protects us. And that is accomplished most uniquely through the sacramental life of our parish. This month, let us give thanks to God for our parish and re-commit ourselves to participating more fervently in its life and mission.

Dando Gracias por Nuestras Comuniones Parroquiales

Para la mayoría de nosotros, la mejor manera en que experimentamos la presencia activa de Cristo es en nuestras parroquias. Es allí donde escuchamos la Palabra de Dios y nos alimentamos de la Eucaristía. Por eso, este Día de Acción de Gracias ofrezcamos oraciones de gratitud por nuestras parroquias, párrocos, equipos pastorales, líderes parroquiales y todos los fieles que se reúnen para dar testimonio de la presencia de Cristo.

Sin embargo, ¿qué significa ser una parroquia y cómo es una parroquia una manifestación única de la Iglesia? Hace sesenta años, cuando San Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962, exhortó a los Padres Conciliares a reflexionar sobre el misterio de la Iglesia presente en todo el mundo. Una de las principales descripciones empleadas por los Padres Conciliares para describir a la Iglesia fue “comunión”. Las palabras iniciales del primer documento del Concilio, la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, proclaman: “La Iglesia es una especie de sacramento o misterio; signo e instrumento de comunión con Dios y de unidad entre todos los seres humanos”.

Tenga en cuenta que el Concilio Vaticano II hizo una elección deliberada de referirse a la Iglesia como una “comunión” en lugar de simplemente usar el término “comunidad”. Mientras que el término comunidad se refiere a las personas independientes que trabajan hacia un objetivo común, el término comunión transmite una realidad mucho más profunda, personas que comparten la misma vida sacramental. Nuestra comunión es literalmente un “compartir de dones” como hermanas y hermanos del único Cristo Jesús, cuyo Espíritu nos lleva a la unidad no solo con Dios sino también entre nosotros.

Sacramentalmente, manifestamos el misterio de la comunión divina de la Santísima Trinidad. Compartiendo la comunión de la Trinidad en el amor, como Iglesia, hemos sido llamados a vivir juntos en unidad para seguir el Evangelio y anunciar el Reino de Dios. Como comunión de fe, como Iglesia, nacemos y vivimos dentro del Misterio Pascual.

Como comunión de fe, experimentamos y celebramos estos misterios de la vida de Cristo en y a través de su vida sacramental diaria y semanal. Todo esto significa que una parroquia no es simplemente una creación humana, es obra de Dios. El Espíritu Santo nos llama a la existencia y nos une en comunión y misión con Dios y entre nosotros.

Jesús nos asegura que no estamos abandonados a nuestros propios recursos cuando caminamos siguiendo sus pasos y nos reunimos en su nombre. Él nos ha dado el Espíritu Santo, que nos enseña, guía y protege. Y eso se logra de manera única a través de la vida sacramental de nuestra parroquia. Este mes demos gracias a Dios por nuestra parroquia y volvamos a comprometernos a participar más fervientemente en su vida y misión.

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