In the Roman Missal, there are lines of scripture assigned to every Mass called “entrance antiphons” which can be spoken or chanted at the beginning of Mass in place of music. The entrance antiphon for the third week of Advent is: “Rejoice in the Lord always, and again I say rejoice!” In Latin: Gaudete in Domino semper; iterum dico gaudete.
The season of Advent is for repentance and reflection, so that we might prepare our hearts and our lives for the coming of Christ. So in the midst of this penitential season, the call to rejoice stands out as a welcome change from the otherwise somber mood of Advent. Gaudete is a word in the imperative form – it is a command. Rejoice in the Lord always, and again I say rejoice! Gaudete Sunday marks the halfway point in Advent, and it commands us to prepare for Christ’s coming not just with penance, but with joy. (Laetare Sunday – the fourth Sunday of Lent – serves a similar purpose for the Lenten season.)
That is why Gaudete (and Laetare) Sunday gets their own special color: rose (which is just Latin for pink). The rose candle and rose vestments are visual reminders that even in the midst of winter, joy can still spring up anew.
En el Misal Romano, hay líneas de las Escrituras asignadas a cada Misa llamadas “antífonas de entrada” que se pueden pronunciar o cantar al comienzo de la Misa en lugar de la música. La antífona de entrada para la tercera semana de Adviento es: “¡Regocijemos en el Señor siempre, y se los repito, regocijemos!”. En latín: Gaudete in Domino semper; iterum dico gaudete.
La temporada de Adviento es para el arrepentimiento y la reflexión, para que podamos preparar nuestros corazones y nuestras vidas para la venida de Cristo. Entonces, en medio de esta temporada penitencial, el llamado a regocijarse se destaca como un cambio bienvenido del estado de ánimo sombrío del Adviento. Gaudete es una palabra en forma imperativa, es un mandato. ¡Regocijemos en el Señor siempre, y de nuevo les digo, regocijemos! El domingo de Gaudete marca el punto medio del Adviento y nos ordena prepararnos para la venida de Cristo no solo con penitencia, sino con alegría. (Domingo de Laetare, el cuarto domingo de Cuaresma, tiene un propósito similar para la temporada de Cuaresma).
Es por eso que Domingo de Gaudete (y Laetare) tiene su propio color especial: rosa. La vela rosa y las vestiduras rosas son recordatorios visuales de que incluso en medio del invierno, la alegría puede brotar de nuevo.
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